Cuando se piensa en contenedores marítimos, a menudo se cree que su vida útil es corta. Pero la verdad es muy distinta: gracias a su diseño y materiales, estos gigantes de acero están hechos para resistir ambientes extremos y ofrecer décadas de servicio.
En condiciones marítimas agresivas, su vida útil opera entre 10 y 12 años ya que están fabricados en acero corten, que es resistente a la corrosión y a la intemperie. Fuera del mar, y con mantenimiento adecuado (pintura, revisiones estructurales), un contenedor puede perdurar otros 25 años, sumando hasta 35–40 años de vida útil total.
Por otra parte, cuando se reutilizan para edificios, oficinas o viviendas, pueden perdurar hasta 50 años, según proyectos arquitectónicos innovadores.
Esa durabilidad implica menor rotación de contenedores, ahorro en reposición y mayor confiabilidad para empresas de logística.
Un contenedor bien mantenido no es solo un medio de transporte: es una infraestructura con larga vida útil que aporta valor continuo y que puede reinventarse.
En Stanzione conocemos esta durabilidad y trabajamos para maximizarla.
